Última entrega de libros 2021
Corre el último sábado de noviembre, los 456 niños y niñas que participan de la campaña “ Yo quiero ser tu Papá Noel 2021” ya escribieron sus cartas y, en medio de toda la logística que es llevar magia y (por sobre todas las cosas) amor, nuestros narradores voluntarios desapercibidamente llevan a cabo sus tareas diarias, en esta oportunidad: La tercera entrega de libros 2021. Históricamente, en Pequeños Puentes los proyectos masivos han impulsado a la Fundación a una mayor planificación y optimización ejecutiva, pero este año con la nueva propuesta que es “Leer y crecer” las cosas cambiaron un poco, al día de hoy aún hay 339 cartas sin apadrinar, no se obtuvo el mismo número de beneficiarios pero, de forma inversamente proporcional, logramos multiplicar el alcance y la atención que cada integrante obtiene del programa de Literatura y Crianza. Es así, como nos remontamos a esa mañana de primavera en donde una gran cantidad de infantes retornan al comedor habitué, sin expectativas implícitas y con leves lagañas en los ojos, para descubrir con sorpresa el pequeño mundo de ensueños que cada voluntario elaboró con tanto amor para cada uno de ellos.
A través de esas miradas de fantasía se apreciaron muchos más colores de los esperados, cajas de sorpresas con universo de imaginación y marcadores invaluables para la ocasión, vestidos de antaño, susurros amables, sombrero de mago, mi nombre impreso sobre mi obsequio, grullas colgantes entrelazadas a mariposas de papel, sombrilla encantada fundida en palabras flotantes, una excelente hechicera e intérprete, pócima para el humor, un marco en donde abundan las historias de ficción, una fotografía fugaz, los paparazzis no me dejan en paz, una estrella de cine, mucha notoriedad, una sonrisa efímera, un simple gesto, una breve pregunta, una gentil respuesta, otro paseo por el circo, subir nuevamente a la rueda de la fortuna, repetir el stand, expresión sagaz, jugar con las palabras, dulce dialogar, permutar tonalidad y con elocuencia disfrutar, perdurar, compartir y ocupar ese espacio de retorno en donde unos segundos de ilusión fueron plenamente eternos.
Este mundo de ensueños al que denominamos magia, no es más que un truco "uno busca el secreto, pero no lo encuentra porque, claro está, en realidad no está mirando" como un iceberg del que tan solo vemos su superficie o un equipo tecnológico de radiación que produce un 99% de calor y solo 1% de luz, esa luz, aquello que lo hace visible reside en las profundidades de un témpano inmenso.
A los voluntarios y a los contribuyentes que con su aporte hacen realidad lo que, modestamente para mí, sería inimaginable.