Solidaridad vs Caridad

01/09/2023 POR Noelia Verazay EN Reflexiones

SOLIDARIDAD VS CARIDAD 

En nuestra sociedad, es común escuchar los términos "solidaridad" y "caridad" utilizados indistintamente para describir acciones de ayuda hacia los más necesitados. Sin embargo, es fundamental comprender que existe una diferencia sustancial entre ambos conceptos y que esta diferencia tiene implicaciones importantes para abordar las problemáticas sociales de manera efectiva. Además, es necesario reconocer la necesidad e importancia de la existencia de las Organizaciones No Gubernamentales (ONG) como actores clave en la construcción de una sociedad más justa y equitativa.

La caridad se refiere a la asistencia o ayuda puntual que se brinda a las personas en situación de vulnerabilidad. Es una acción que se realiza de manera voluntaria y con la intención de aliviar su sufrimiento inmediato. Sin embargo, tiende a ser una solución temporal y superficial, ya que no aborda las causas estructurales de la pobreza y la desigualdad. Se limita a aliviar los síntomas sin cuestionar ni cambiar el sistema que perpetúa estas problemáticas.


Por otro lado, la solidaridad implica un compromiso más profundo y activo. Va más allá de brindar ayuda puntual y se centra en identificar y abordar las causas subyacentes de la pobreza y la desigualdad. Implica empatía, conciencia y acción colectiva para transformar las estructuras y sistemas injustos que generan y perpetúan la desigualdad. Implica trabajar por la justicia social y la equidad, promoviendo el acceso igualitario a los derechos y oportunidades para todos los miembros de la sociedad.

La solidaridad podría entenderse como una “respuesta humana a las contradicciones del tiempo presente” (Bárcena, 2006). Es aquí donde entran en juego las ONG. Estas organizaciones son actores fundamentales en la promoción de la solidaridad y en la lucha por la justicia social. Trabajan en una amplia gama de áreas, como la educación, la salud, la alimentación, la vivienda, el trabajo y la defensa de los derechos humanos.

Además, tienen la capacidad de generar conciencia y movilizar a la sociedad en torno a problemáticas sociales, promoviendo la participación ciudadana y la solidaridad activa. Asimismo, son una voz crítica que cuestiona las políticas públicas y aboga por cambios sistémicos que promuevan una distribución más equitativa de los recursos y oportunidades.

Es importante destacar que la existencia y el trabajo de las ONG no eximen a los gobiernos de su responsabilidad de garantizar el bienestar de sus ciudadanos. Sin embargo, en muchos casos, estas organizaciones llenan vacíos y suplen las deficiencias de los sistemas estatales, proporcionando apoyo y protección a quienes más lo necesitan. Su existencia y labor son indispensables para impulsar cambios sistémicos que garanticen el pleno ejercicio de los derechos y la dignidad de todos los individuos.

En la mayoría de los países en desarrollo, como Argentina, el brazo del Estado es muy corto y no llega a todos los sectores ni cubre todas las necesidades que debería. Es ahí donde surgen las organizaciones sin fines de lucro, justamente para intentar cubrir las carencias de los sectores vulnerables, apelando al voluntariado de la sociedad.

Hay cerca de 20 mil ONG activas en nuestro país, cada una orientada a atender diferentes áreas como la salud, el género, la alfabetización, la vivienda, la educación, entre otras. El trabajo que realizan merece no solo más notoriedad, sino también ayuda financiera para autosostenibilidad y poder continuar con su misión.


Si bien la pandemia de 2020 causó un récord de voluntariados en todo el país, según la última encuesta realizada por Voices! y Qendar, un 35% de los argentinos realizó durante ese año alguna tarea de voluntariado, con un promedio de ocho horas semanales, superando así el número del 32% durante la crisis de 2002. Sin embargo, muchas fundaciones necesitan cada vez más capital humano para subsistir.

Si algo dicen estas cifras es que los argentinos somos solidarios por naturaleza y que, en última instancia, el desafío que enfrentamos como sociedad es hacer de la solidaridad una práctica cotidiana, más allá de las crisis y los momentos de urgencia. Si cultivamos una cultura de solidaridad activa, trabajando juntos para abordar las causas estructurales de las problemáticas sociales, estaremos construyendo un futuro más inclusivo y justo para todos. Es momento de fortalecer y apoyar a las ONG, reconocer su invaluable labor y contribuir, tanto financiera como voluntariamente, a sus esfuerzos por construir un mundo mejor.


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